Ella
estaba abatida, había dejado de luchar una vida entera, había
comprendido que jamás recuperaría su amor y que estaban condenados a
vagar por el fracaso, en la penumbra, rodeados de males y miseria, de la
negrura del mundo. Él en cambio estaba liberado, en una prisión que le
había otorgado descanso, pasó tanto tiempo sufriendo porque no la tenía
que ahora que sabía que era suya que estaba allí encerrada con él, ya no
la quería, como si el mero hecho de conseguirla hubiese sido su
objetivo y no el amarla como ella creía.
A
él le habían carcomido el resto de los males del mundo que le tendían
la mano fingiendo amistad, la Tristeza, el Desapego, la Ira, la Crueldad
incluso, lo habían reclutado para su causa, cual fiel guerrero formaría
parte de la legión que conquistaría el mundo para el mal una vez que
aquella caja maldita se abriera.
Lo
cierto es que cada noche, ella tenía un secreto que sólo compartía con
la luna, porque cuando unicamente la luna la miraba desde el cielo salía
de aquella caja oscura, y cuando todos dormían escapaba corriendo
mientras sentía la brisa en la cara, y aquella fugaz sensación de
libertad y de control le daban las fuerzas suficientes para soportar la
idea de estar a su lado sin estar, de ver su cuerpo pero no lo que una
vez fue, de sentir aún el calor de sus besos, unos besos dé alguien que
ya no existía, que probablemente nunca había existido más que en su
cabeza o en su imaginación.
Y
allí noche tras noche erraba llorando por el desierto, que era lo mas
lejos que se atrevía a llegar y cuando aún no había llegado el alba,
volvía llorando a su cárcel, a aferrarse al recuerdo del hombre al que
había amado mas que a nada, a intentar buscar en su mirada algo que
nunca hubo y que solo ella creyó ver.
Una
de tantas noches que salió a buscar el silencio del desierto, el
resplandor y la claridad que el cuajo de las estrellas tejía sobre la
llanura, él se despertó y mientras todos dormían una rendija de la caja
abierta dejó pasar la luz q se abrazó a la silueta de ella igual que un
cachorro se abraza a su madre, con ahínco la dibujó para que él la
viera, el mismo él que la había desnudado otras veces. Enseguida
comprendió que veía, la silueta de aquella mujer por quien enloqueció de
deseo creyendo sentir amor infinito, aquella misma mujer que ahora ya
no le importaba volviendo del exterior.
- ¿Sabes
salir y no nos lo has dicho?, preguntó indignado. Y ella lo silenció a
base de palabras amables y lo sacó fuera para que la luz de la luna
fuera el único testigo de su fechoría. Entonces él por una única vez
volvió a ser él, efímeros momentos y le estrecho entre sus brazos y por
instantes se amaron, la euforia que él sentía por haber sido liberado
aunque fuese de forma caduca, se materializo en ese deseo otra vez y
ella se dejo querer, engañandose a si misma pensando equivocadamente que
estaba mas cerca de su corazón que le pertenecía a otra, a una que se
llamaba Miedo.
Decidió
alejarse de la frustración que le suponía estar al lado de quien él
creía que nada podía ofrecerle. Juntos vagaron por la noche hasta el
amanecer, se dieron casi todo, todo lo que se le puede dar a alguien que
no se entrega. Su noche fue tan intensa que lo olvidaron todo, incluso
que tras la noche comienza otro día, incluso que la luz del amanecer los
delataría fuera de la caja y Pandora, invadida por la curiosidad
aprovecharía ese resquicio para averiguar que había dentro.
Entonces
los males se dispersaron por el mundo ante el asombro de Pandora que
aterrada de miedo se quedo observando paralizada sin saber q hacer.
Esperanza vio la sombra de los males cernirse sobre ellos en el desierto
y noto como una puñalada atravesaba su corazón mientras la soberbia
despertaba de su sueño de amor y apartaba su cuerpo de su lado con
desprecio. Lo cierto es q a medida q los males corrian por el desierto
se iban secando y sus pasos eran mas lentos hasta quedar convertidos en
rocas que se arrastraban casi imperceptiblemente por la llanura árida,
seca y cuarteada hasta donde llegaban las fuerzas de Zeus que intervino
como pudo para evitar males mayores. La vida que ha dado un dios otro no
la puede quitar, asi que aun como rocas eran capaz de moverse pero de
forma tan tenúe que pasaba desapercibida aparentemente...
Esperanza
huyo antes de eso, volvío con un corazón árido a la caja a morir, pero
Zeus la perdonó y la invitó a quedarse alli para siempre convencido de
que algun dia todos los males seguiran a la Soberbia y la Soberbia que
en realidad la ama a ella y no al Miedo volvera a buscarla. Pandora se
comprometió a cuidarla y dio su palabra de que la esperanza jamas se
perdería, aunque su corazón se habia secado para siempre, no volveria a
amar ni a permitir ser amada..."
Hoy
se sube a la pasarela de Chis and Bru Maria González Marqués, la mirada
limpia y cristalina que emana de sus ojos verdes tiene el mismo brillo
de un diamante, aunque mucho mas valor. María es informática porque en
la vida es necesario dedicarse a algo por lo que te pagan dinero, pero
en realidad se dedica a rescatar personas, mientras reparte trozos de
corazón por el mundo. Ella siempre dice que la vida es como una montaña
rusa, y lo cierto es que si María te da la mano en una de esas bajadas,
tendrás la seguridad de que la subida llegará tarde o temprano. María,
quiero decirte desde esta esquinita imperceptible del mundo pero enorme
para mí, que Felicidades porque hoy es tu cumpleaños, que Gracias, uno
muy grande, infinito por todo lo que tu ya sabes, por rescatarme y por
darme la mano y como decimos muchas veces en inglés "last but not
least", que Enhorabuena por ser como eres, un ángel, uno de los de
verdad.
Lleva
para la ocasión, vestido de corte evasé en pailletes ahumados sobre
base gris y mangas abullonadas en pluma negra, stilletos en plata,
cinturón y cartera en gris y brocados en plata, y tocado con brillantes
ahumados y pluma negra. Quién conoce a María sabe que le hubiera pegado
mas ser de colores vivos, pero quería resaltar tres cosas de ella, su
espíritu de algría y fiesta con los pellets, su melena rubia de rayos de
sol y su fondo, q es verde claro, color esperanza, la esperanza de un
mundo mejor con personas como ella.
"En
1948 los geólogos Jim McAllister y Allen Agnew, cartografiaron por
primera vez un curioso fenómeno que ocurre en el Valle de la Muerte en
California y Nevada, unas rocas de elevadas proporciones, alguna de
ellas de hasta 320kg, parecen desplazarse solas sobre la resquebrajada
superficie del desierto. En el Racetrack playa como se llama la zona,
han sido varias las hipótesis que se barajan sobre que se esconde tras
la oscura fuerza que arrastra esas rocas.
La
versión oficial finalmente conviene que es el hielo quien crea finas
superficies bajo la árida llanura sobre las q las rocas se deslizan
dejando rastros de hasta 900 metros.
Pero,
si Zeus esta en lo cierto, es probable que Mary Ann, la mas famosa de
las piedras de Racetrack sea en realidad la soberbia que sin perder la
esperanza, vuelva arrastrándose a la caja donde la vio por última vez,
aquella misma caja en la que estando con ella la tenía mas lejos que
ahora. "
Hasta la próxima muñeca!